lunes, 29 de febrero de 2016

Si no lo haces, no lo eres.

Desde hace unos meses, tengo una idea atascada en la cabeza. Es muy sencilla, realmente: No puedes proclamar ser algo que no haces. Simple, pero efectivo. Y evita ridículos. No quieres ser la persona de una fiesta que dice cosas como "A mi me gusta mucho el parapente. La última vez que lo hice fue... Uf, creo que en el 2002 en Tenerife." No, chaval. A ti lo que te gusta es contar que te gusta el parapente. Hacerlo, ya si tal.

Así que echemos un vistazo a los últimos cinco años de mi vida y veamos si sigo ejerciendo o no de aquello que me gustaba. Hace cinco años me gustaba...

Cocinar. Y me sigue gustando, oye. Casi un lustro de probar, experimentar, ir a cursos e intercambiar recetas con todo cocinillas que conozco, cocinar sigue siendo una de mis actividades favoritas. Creo que fue el 2010 cuando mi padre y yo instauramos la tradición familiar de hacer nosotros la cena de nochevieja, momento del año que ambos esperamos con ganas. Relaja, te sitúa en el presente, te permite ser creativo y está de muerte. No pienso parar. Hago.

Rol y juegos de mesa. También, también me siguen encantando. El tener cada fin de semana liado me impide echar aquellas maravillosas y bizarras partidas mediante el portal Roll20, pero sigo teniendo algún momento para dejar caer unos dados, o echar una partidita de tablero o lo que sea. Menos de lo que me gustaría, claro, pero aun revolotean por mi cabeza historias que contar y tengo amigos a quien contárselas o que me cuenten las suyas. Mejorable, pero no está mal a mis añitos. Hago.

Arte y ensayo: Fatal. Pero mal, mal, oiga. Atrás quedan los años en los que se reunía uno con el primer grupo que enganchaba para irse a ver una exposición. Que sí, que era una excusa para las cervezas de después y nunca tuve ni puta idea de arte, fotografía o poesía rusa. Pero antes al menos me pateaba las calles, iba a conciertos, a ver monologuistas, al teatro real... Ahora nada de nada. Hay mucho que hacer, me digo. Y no tengo razón. No hago.

Series de TV: Ay, aquellos tiempos en los que la mitad de la semana consistía en estar tumbado viendo series... Los tiempos en los que era el maldito Oráculo de Delfos, y no había emisión en EEUU que mereciese la pena que escapase a mi vista. Aun no lo hago mal, conste. Pero ya no soy el que era. Ahora veo bastante menos que antes y alguna serie (glups) ¡no la llevo al día! ¡Como si fuera un animal!

Tampoco es plan de llorar, el consumo es bastante alto y sigo siendo una fuente fiable de recomendaciones. Pero el par de veces que me han recomendado series otras personas a mi que no conocía sigue siendo una espinita en mi autoestima. Hago.

La noche: La paso durmiendo. Si antes salía una vez al mes, ahora salgo dos al año. Y aunque a veces echo de menos tener las épicas historias que solo pueden forjarse a las 4 de la mañana mientras canta uno la sintonía de campeones con un chupito de Jagermeister en la mano, la verdad es que sé que es una versión romantizada de la historia y prefiero despertarme cada mañana junto a la mujer que amo. No hago.

Viajes: El tema de los viajes ha cambiado... pero no empeorado. Antes, me echaba la mochila a la espalda basicamente porque sí para irme a algún otro lugar del pais a ver a amigos o a jornadas, con bastante frecuencia. Ahora los viajes son menos, pero más largos, en pareja y a sitios más culturalmente enriquecedores.

Vamos, que me he vuelto normal.

Sin embargo, la cosa ha mejorado. Almu y el que suscribe somos extremadamente compatibles a la hora de viajar, algo que parece una obviedad pero no siempre se cumple. Nos gusta viajar de la misma manera, sin demasiadas prisas y saliéndonos un poco de los caminos más concurridos para patear un poco la ciudad real. Seguimos siendo turistas, muy turistas y mucho turistas, pero siempre encontramos algo que se sale de la guía michelín del turisteo. Y siempre me alegro de poder compartir cada sitio nuevo con ella. Aunque a veces añore hacerme unos cientos de kilómetros para pasar 72 horas en pijama, la mejora es innegable, Hago.

Amistades: He pasado de ser un socialita que corre de un lado para otro intentando complacer a todo el mundo... a sentirme constantemente culpable por no poder ver a todo el mundo. Me mantengo en contacto con mucha gente, claro, pero la cantidad y calidad de veces que veo a mis amistades es menor. Mi sentido de la deuda con todas aquellas personas que han hecho mi vida mejor, que me quieren y a las que quiero, pesa como el mundo sobre los hombros de Atlas. No hago (todo lo que debiera).

Escribir: Solía escribir. Bastante. Y me gustaba. Relatos, aventuras, juegos, tenía un blog... Y se terminó. Dejé de hacerlo por tiempo, por falta de ganas, por distracciones que no deberían haberme distraido,

Hasta hoy.

Porque si no lo haces no es tuyo. Y yo tengo que escribir.

6 comentarios:

  1. Que ya no sigues tantas series como antes?? Ja!
    O sea... JA!!

    Me congratula que hayas vuelto a la blogosfera!

    ResponderEliminar
  2. Que ya no sigues tantas series como antes?? Ja!
    O sea... JA!!

    Me congratula que hayas vuelto a la blogosfera!

    ResponderEliminar
  3. A ver cuánto te dura el "hago" de bloguero. Permanezco a la escucha :D

    ResponderEliminar
  4. Me alegro mucho que te hayas decidido. Animo, tú puedes. Tienes mucho que contar y sabes hacerlo. No te agobies y adelante. Un abrazo

    ResponderEliminar
  5. Ánimo Mel! Yo también tuve un blog y lo dejé por falta de motivación. Espero que te dure más que a mí!

    ResponderEliminar
  6. Ánimo Mel! Yo también tuve un blog y lo dejé por falta de motivación. Espero que te dure más que a mí!

    ResponderEliminar