domingo, 17 de abril de 2016

Detesto conducir

De verdad que lo he intentado. En serio. He buscado y buscado donde tendrá el puntito lo de conducir de un lado a otro. Pero soy incapaz. Las pocas veces que he conducido (básicamente porque no había más remedio) he intentado conectar con esa magia especial con la que se le llena la boca a la gente, ese estado Zen de calma y paz que todo el mundo asegura que siente cuando se pone al volante. Dejar que la carretera me arrulle y que me traslade a un nuevo nivel de conocimiento mientras dejo mis problemas atrás... Porque es lo que os pasa a todos, ¿no? o al menos eso me dicen... 

Ante una experiencia tan dispar, solo puede haber dos opciones:

  1. Yo estoy equivocado
  2. El resto de la sociedad tiene una especie de delirio cognitivo que les hace creer que les gusta algo que no les gusta.
Tristemente, según la Navaja de Ockham, la explicación más sencilla tiende a ser la verdadera.

Así que os voy a explicar porqué os equivocáis.

Hay una serie de cosas que jamás entenderé de la conducción, y mira, casi mejor. Por ejemplo, todo el mundo me asegura que es divertidísimo y que lo disfrutan. ¿Por qué? Basicamente estás sentado y mueves el volante un poquito para un lado... lo dejas en medio... lo vuelves a mover para un lado... ¡Ah, claro! Eso sería en un coche automático. Todo el mundo odia los coches automáticos, con pasión. Si por casualidad el cambio automático surge en una conversación, la lluvia de tópicos es inevitable "¡Le quita toda la diversión a conducir!" claman unos "¡Conducir en automático es aburridísimo!" proclaman otros. Porque lo que le falta a conducir para que sea un mar de diversión es... mover una palanquita de vez en cuando, Que vamos, que si eso os entretiene, tengo una actividad similar que os va a encantar. (1)

¡Admitidlo, hombre! Conducir os aburre como un mono disecao. Está bien, no pasa nada. Mira, por ejemplo, otra cosa que me dicen los conductores es "Conducir por autopista es un coñazo, es mucho más entretenido ir por carreteras rurales." De verdad, me lo dicen. A la cara. Sin complejos. ¿Y cuando aprovechan estos conductores, estos adalides del volante de pura cepa, para darse el gustazo de recorrer esas carreteras pequeñas y darse el gustazo? 

Nunca. En la puta vida. Solo se coge una nacional si no hay autovia o autopista que nos lleve y aun así se va lo menos posible. ¿Sabéis quien está en las carreteras nacionales? Los que no tienen otro remedio. Si a todos los que dicen que les encanta conducir fuesen por carreteras secundarias, las autopistas estarían vacías.

Pero no, todo el mundo y su prima está en la autopista, la aburrida autopista que los locos del asfalto desprecian. ¿Y porque están allí? Porque llegan antes a su destino. Porque el coche simplemente es una manera de viajar barato. Porque quieren llegar. ¿Nunca habéis viajado con el típico que se quiere hacer un Barcelona-Alicante parando una sola vez? ¿Por qué tanta prisa? Pues porque te estás aburriendo. Como una mona.

Y aun así, la gente me insiste lo mucho que disfrutan al volante. Erre que erre. "Es un momento para escuchar la radio tranquilamente." La radio. Claro que sí. Eso es lo que hace entretenido algo, la radio. Una diversión tan, tan cojonuda que solo la pones en el coche. De todas las actuales formas de entretenimiento que actualmente dispone la raza humana, la radio debe estar dos posiciones por encima de los conciertos de acordeón. (2) El 98% de los radiooyentes son gente que se encuentra en un estado de tal aburrimiento (trabajando, de guardia...) que hasta se pone la radio. Es el equivalente lúdico de tener tanta sed que te bebes un charco de barro. Y ese es el grado de tedio de los conductores.

"A mi me encanta ir a trabajar en coche, me da tiempo para pensar en mis cosas, es mi momento de paz." No jodas, O bien no das para pensar andando (o en el bus, metro, o donde quieras) o tu pareja/familia es lo más brasas que se ha inventado, que estar en un atasco media hora te parecen vacaciones. Pena penita pena, que me das. Suerte y un abrazo,

De hecho, en el fondo, sé que ni los conductores se lo creen. Tú te subes a un coche con el más entusiasta defensor de los carros de acero, y no pasan 5 minutos antes de que el conductor te diga "Pero cuentame algo, ¿no? ¡Distraeme!" ¿Por qué iba a ser necesaria esta distracción? ¿No era divertido esto? Personalmente, si uno se lo está pasando bien... qué sé yo... subido a una montaña rusa, no le pides al de al lado que te distraiga de la experiencia. Porque lo estás pasando bien. Así que por lógica...

Y aun así, no hay manera. A todo el mundo le encanta. Puedo entender que sea un mal necesario, que te evite un viaje en trasporte público eterno al trabajo, que permita flexibilidad para viajes largos, que... Pero no. Es una de estas cosas que simplemente, se dan por ciertas. 

Y yo, embutido en una gris gabardina, intento pasar desapercibido mientras me saco unos billetes para el AVE...

(1) Obviamente, me refiero a jugar al Afterburner.
(2) Sigue sacándole muchas posiciones a las actuaciones de mímica.